Falafel casero

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Falafel casero
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El falafel es una especie de “croqueta” hecha a base de una pasta de garbanzos frita muy popular en las cocinas de Oriente Medio que se ha hecho relativamente popular en el resto del mundo y que podemos encontrar en diversos restaurantes. Suele servirse como aperitivo acompañado de salsa de yogur o salsa tahini, aunque también es muy habitual encontrarlo envuelto en pan de pita junto con tomate y lechuga troceados aderezados también con alguna de las salsas mencionadas.

Su elaboración es muy sencilla y el resultado es realmente delicioso, además, el falafel casero es un alimento muy nutritivo y cargado de proteínas vegetales, ácido oleico, almidón y fibra procedentes de los garbanzos, por lo que, a pesar de ser frito, resulta muy saludable. Cabe destacar que es una preparación habitual en la dieta de muchos vegetarianos precisamente por su alto contenido en proteínas y que incluso se utiliza como sustituto de la carne en las hamburguesas.

Ingredientes

  • 500 gramos garbanzos
  • 1 cebolla mediana
  • 2 dientes ajo
  • 1 ramillete perejil
  • 1 ramillete cilantro
  • 1/2 sobre levadura en polvo «Royal»
  • 1 y 1/2 cucharaditas comino molido
  • 2 cucharaditas sal
  • 1 cucharadita pimienta negra molida
  • Lo necesario harina (para rebozar)
  • Lo necesario aceite de girasol (para freír)
  • 1/3 taza semillas de sésamo (opcional)

Instrucciones

  1. Dejamos los garbanzos a remojo la noche anterior (entre 8 y 10 horas mínimo). Cumplido este tiempo, los escurrimos y los pasamos por una picadora o trituradora eléctrica hasta obtener una pasta (si es necesario, añadimos un poquito de agua para asegurarnos de que quedan todos bien picados). Reservamos en un bol grande.
  2. A continuación ponemos también en la picadora la cebolla, el ajo, el perejil, el cilantro y trituramos todo bien. Probablemente tengamos que parar y usar una cuchara de palo o espátula de cocina para despegar los ingredientes de las paredes del vaso de la picadora y así asegurarnos de que no quedan trozos grandes.
  3. Luego pasamos esta mezcla al bol en el que tenemos la pasta de garbanzos. Añadimos el comino, la levadura, la sal, la pimienta y amasamos con las manos hasta conseguir que se mezcle todo muy bien. Tapamos el bol con papel film y lo dejamos en la nevera durante media hora.
  4. Pasado el tiempo de reposo, cogemos porciones pequeñas de la mezcla (más o menos del tamaño de un huevo), les damos forma de bolita y las aplastamos ligeramente, para que al momento de freírlas no «bailen» en la sartén y se hagan de manera uniforme.
  5. Una vez que les hayamos dado forma, las pasamos por una mezcla de harina y semillas de sésamo (el sésamo es opcional) y las freímos en aceite bien caliente hasta que estén doraditas. Las sacamos y las dejamos en un plato con papel absorbente para que escurran el exceso de aceite.

Notas de la receta

El falafel se sirve templado o a temperatura ambiente y se puede acompañar por una rica salsa tahini, una delicada salsa de yogur o una salsa de ajo.

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